sábado, 18 de agosto de 2007




Estaba decantando en mi cabeza el libro de hace un mes. Decidí leer a Truman Capote después de una tarde lluviosa después de tres o cuatro películas seguidas y unos tantos café más. A pesar de que me dijeron que leyera A sangre fría primero tenía metido en la cabeza leer sobre la película que no he visto pero que siempre me llamó la atención (aunque aún no la veo): Breakfast at Tiffany's. Holly Golightly es un personaje fascinante. Quizás la chica que todas llevamos dentro, la que no se preocupa por nada, la que no le importa nada. Ni el qué dirán. La diva interna, segura, pero misteriosa.
Sin pensar en la imagen de Audrey Hepburn se me viene a la cabeza una mujer fascinante, extraña. De una belleza que no es belleza sino atractivo. No sabría describir el personaje y lo que me hace sentir. Quizás algo así como una identificación extraña. Como lo que siempre quisiste parecer pero nunca fuiste y nunca serás. Nunca enamorarte de verdad, o al menos si lo haces que nadie lo note. De alguna forma Holly nunca demostró lo que sentía. Es como esas personas que parecen querer a todo el mundo de la misma forma y que realmente no quieren a nadie.
A pesar de mi fascinación por Holly creo que de alguna manera me siento un poco relacionada con el narrador. Con su secreto enamoramiento por Holly y su pasión por escribir, por sus palabras que brotan por todos lados. Siempre quise que Holly se enamorara de él.
De todas formas yo nunca me compararé con Capote.

[...] Holly paró un taxi
- ¿Cómo te encuentras?

- Bien

- Pero si no tienes pulso - dijo, palpándome la muñeca.
- Entonces, será que me he muerto
- No seas idiota. Esto es grave. Mírame.

El problema era que no podía verla; veía, más bien, varias Hollys, un trío de rostros sudorosos y tan empalidecidos de preocupación que me sentí a la vez conmovido y azorado.
- De verdad. No me pasa nada. Sólo me da vergüenza.
- ¿Estás seguro? Por favor, dime la verdad. Podrías haberte matado.

- Pero no ha sido así. Y gracias. Por salvarme la vida. Eres maravillosa. Única. Te amo.

- Maldito imbécil.

Me besó en la mejilla. Luego vi cuatro Hollys, y caí desmayado.
[...]
(Desayuno en Tiffany's, Truman Capote, traducido por Enrique Murillo)

(imágenes de answers.com y retrohairstyles.com)

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