viernes, 4 de abril de 2008

But these stories don't mean anything

no encontré al niño-niña para contarle. Porque era el único que se me ocurría podría escucharme y, puede que me llamase estúpida, pero eso daría lo mismo si al menos tuviera alguien que pudiera saberlo.
El gran punto de todo esto es:


"Puede ser que no deje de extrañarlo, o de quererlo mil veces, o deje de desearlo como lo hago, dios mío, pero al final todo esto no cambia (ni cambiará) nada. Ni esa mirada de ojos desquiciantes que parecen tener rayos X, y que brillan en la oscuridad de todos los recuerdos y certezas que maldigo; ni esa incipiente barba de idiota que me provoca lanzarme de un tercer piso. Y menos cambiará el hecho de que me enloquece, aún, pensar en esos ojos, en esa boca y en ese maldito, pero muy desesperadamente maldito, cuerpo abrazable de todas las maneras posibles e imposibles. Y supongo que es por eso que me muero, y me moriría mil veces, por ser al menos uno de sus pesares o al menos sería sicopátamente feliz si me dignara a aparecer en alguno de sus sueños sólo para torturarlo y poder vengar que él se aparezca en los míos de diez y más formas. En sueños de todo tipo, en sueños que a veces son pesadillas y en sueños... que no quisiera que fueran sueños."

Ahora que lo pienso... Mejor que el niño-niña no sepa.

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